En los último diez años hemos asistido a un crecimiento sin precedentes de la producción de cerveza artesana. En la actualidad, las microcervecerias representan un sector en alza que no solo ha consolidado su espacio económico sino que mantiene una alta capacidad de diversificación en su entorno. Sin embargo, y pese a su alto poder de crecimiento, se enfrenta a diferentes retos en términos de producción y comercialización.
Si nos centramos en el área de la comercialización, las características del producto y de modelo de negocio hace que este proceso sea uno de los mayores retos a los que se enfrentan las microcervecerias. La necesidad de canales de comercialización especializados hacía un público que busca calidad y diversidad, ha hecho que la cerveza artesanal desarrolle una estrategia propia apoyada en modelos muy especializados dentro del modelo de distribución y ventas tradicionales.
Tiendas especializadas y establecimientos “exclusivos” (tap rooms) para el consumo de cerveza artesana son dos espacios de comercialización referentes del sector. Junto con estos, las ferias específicas del sector son especialmente importantes para los microcerveceros en la actualidad.
Sin embargo, las pop-up shop pueden ser herramientas efectivas para comercializar las cervezas artesanas y abrir un hueco en el mercado actual. Una muy pequeña muestra de cervecerías artesanas ya lo están haciendo. Y los resultados nos muestran que este modelo de venta temporal a medio camino entre las ferias y las “tap rooms” puede ser otro modelo de comercialización (y distribución) de sus productos. He aquí alguna de sus ventajas:
Y parece que funciona, porque las productoras de cerveza industrial han utilizado este modelo para lanzar al mercado nuevos estilos de cerveza. Especialmente los elaborados para competir con el mercado de cerveza artesanal.